Hoy quiero hablaros de un deporte que está considerado en condiciones naturales la situación más estresante de los últimos tiempos. Esta consideración data a fecha del año 1978 cuando estudios de psicobiología indagan sobre el estrés e investigaban sobre los cambios psicológicos y fisiológicos que se producían durante la práctica y entrenamiento de este deporte.
Hablamos de todo individuo que por razones profesionales o deportivas, salta en paracaídas desde una aeronave en vuelo o de algún tipo de estructura o formación natural elevada. La investigación la llevaron a cabo tomando diferentes muestras de sangre y orina en el año 1978 de unos reclutas militares noruegos antes de su entrenamiento diario para saber de qué manera avanzaban con el paso de los días.
Pruebas de laboratorio
El entrenamiento consistía en la simulación de una caída libre de unos 12 metros de altura por un cable de acero, soportados por un gancho. Ésta era una situación meramente psicológica y los militares sabían en todo momento que no corrían ningún tipo de peligro.
Los científicos encontraron cambios significativos que eran una consecuencia de la activación del sistema neural y endocrino. Se pudo comprobar que diferentes hormonas se comportaban de manera muy parecida.
Cuestión de hormonas
El primer día de prueba subían estrepitosamente las hormonas si las comparábamos con las hormonas de antes del lanzamiento. Según avanzaban los días, el nivel de éstas se igualaba a la cantidad de las detectadas el día antes del primer día de entrenamiento.
Por último y como dato importante solo una hormona se comportaba de manera diferente a las demás: la testosterona. Su concentración en sangre descendía de forma muy considerable.
Saltando a los 92 años
Después de haber podido leer este estudio me pregunto si es sano o meramente es la gran excitación que ello supone el que lleva a Carlos Roque Beltrán a saltar a sus 92 años:
Según ha declarado para muchos medios, Carlos Roque Beltrán hizo su salto número 1.251. Dijo que sentía una emoción como si fuera el primer día en el que se lanzó desde un avión en paracaídas a los 24 años. “Es difícil entender que un hombre de 92 años siga haciendo esto. Nació conmigo. Tengo que llevarlo en el alma por eso lo hago”.
Con estas palabras, nos da la lección de que la edad no tiene barreras y que si alguien quiere algo, por muy difícil que sea, lo consigue. Él ya anunció que a los 100 años se volvería a tirar de nuevo.