Desde el principio de los tiempos volar ha sido una de las aspiraciones del ser humano. Todos conocemos historias de la mitología y de los cuentos en las que semidioses o simples humanos surcan los cielos.
Todas las culturas de la historia han encontrado la manera de volar gracias a aparatos mágicos, seres alados, inventos maravillosos… demostrando que el deseo de volar es universal y trasciende todos los espectros culturales y temporales.
Desde hacernos unas alas con plumas pegadas con cera, como Ícaro, hasta montar en un caballo alado, como Pegaso, en una alfombra voladora, como Aladino, o en escobas, como cualquier bruja que se precie, hemos intentando descubrir cómo alzar los pies del suelo y surcar los aires.
La necesidad de volar
Uno de los primeros en diseñar un aparato volador fue, como ya sabemos, Leonardo, pero no fue hasta 1782 cuando a los hermanos Montgolfier se les ocurrió la idea del globo aerostático.
La idea de que el aire caliente es más liviano se les ocurrió observando el humo de una hoguera y fue entonces cuando la posibilidad de elevarse en un globo de aire caliente empezó a tomar forma.
La primera demostración
El 4 de junio de 1783 los hermanos hicieron una demostración en un mercado francés con un globo aerostático de 10 metros de diámetro. Lo situaron encima de un pequeño fuego y el aire caliente lo elevó.
En septiembre lo repitieron en Versalles ante la corte con una tripulación formada por un gallo, un pato y una oveja. Luis XVI, María Antonieta y toda la gente congregada quedaron anonadados. Pero fue el 21 de noviembre de 1783, cuando Jean-François Pilâtre de Rozier, ayudante de los Montgolfier, tripuló el primer vuelo libre en globo.
Por fin el hombre había conquistado el cielo…
19 días, 21 horas y 55 minutos tardó el Breitling Orbiter III en dar la primera vuelta el mundo, el 21 de marzo de 1999. Este globo aerostático iba tripulado por Brian Jones y Bertrand Piccard y culminó su viaje sin escalas.
Desde entonces hasta ahora el vuelo en globo ha variado poco. Se han modernizados los materiales, usando materiales más ligeros y mejores combustibles, pero la esencia es la misma: una barquilla, una fuente de calor y un globo lleno de aire caliente.
Gran variedad de ofertas
La industria de los viajes en globo ha resurgido en la última década con el auge de los deportes de aventuras, y ahora podemos encontrar numerosas ofertas, desde exibiciones en las que únicamente ascenderemos en vertical manteniendo unida la barquilla al suelo mediante sujecciones con cuerdas, hasta grandes viajes en globo atravesando paisajes impresionantes.
Podemos hacer turismo desde el aire, planeando por encima de las ciudades mientras el guía nos va indicando los monumentos que divisamos en nuestro paseo, realizar rutas de varios días pernoctando en tierra, o regalar un paseo romántico en globo a nuestra pareja.