Espectáculo, escapismo y paracaidismo

Hace unos días, viendo las noticias, vi un reportaje que llamo soberanamente mi atención. Ya que combinaba las artes escénicas y el ilusionismo con uno de los deportes de riesgo más visuales y demandados que se conocen, el paracaidismo.

Este “truco”, y lo digo entre entrecomillado, porque para mí, aunque forma parte de un espectáculo de magia iba muchísimos más allá. Consistía en conseguir saltar de un ataúd mientras este caía desde una altura libre de 4000 metros de altura.

Para los que como yo, que aunque amamos este tipo de deportes y admitamos nuestra adicción a ese nerviosismo que deja paso a la adrenalina, no podemos evitar que, desde fuera y viendo a otros nos invada un poco el miedo. Os tengo que decir que no sufráis, pues como cualquier truco de magia, este también acaba con un sonoro y ensordecedor aplauso de todos los asistentes.

¿Un artista u otro loco?

En mi opinión, cualquier persona capaz de hacer lo que hace Anthony Martín, escapista estadounidense de 47 años, tiene que ser un poco de ambas cosas. Algo no fácil, pues tiene que buscar el equilibrio perfecto para que este característico e innovador espectáculo siempre acabe en la ovación de los presentes.

Martín, un experto no solo de liberarse de ataduras, sino de burlar a la muerte- En esta ocasión se atrevió con algo mucho más complejo de todo lo que habíamos visto incluso en nuestro protagonista.

El acto no solo consistía en que el escapista conseguiría liberarse de diversas ataduras, sino que a su vez salir de un ataúd. Algo que sería de lo más común si no fuera porque este sería tirado de un ataúd a 14.000 pies de altura (4000 metros). A una velocidad de casi 210km por hora.

Una vez liberado del todo, Martín debería tener tiempo para activar su paracaídas y, sin problemas activar un aterrizaje sano y salvo. Ya que aparte de escapista, es un experto paracaidista titulado, como no podría ser de otra forma para este truco.

Y llego el esperado día

Como se tenía programado, el 8 de Agosto, Martín y su equipo se dirigieron a realizar este truco, el cual habían preparado con precisión minuciosa. Aunque así fue, nunca se puede prever que la naturaleza sea caprichosa cuando estamos en su medio.

Tras saltar la cabina en la que Martín iba metido se tambaleo y sufrió contratiempos que consiguieron que hasta el mismo temiera por su vida, debido unas brumas que atravesaron mientras caían, con las que no contaban.

Aun así, el salto y posterior truco de escapismo fue todo un éxito, como se puede contemplar en las imágenes, en las que podemos ver como el mago termina aterrizando en una granja, al suroeste de Chicago. No solo consiguiendo su meta, sino además pasar a la posteridad entrando en el libro Guinnes de los records. Desde luego merece la pena verlo y disfrutarlo.