No hace demasiado, me asomaba al bacón, a que me diera un poco el fresco, aprovechando que aún es gratis. Y vi a un grupo de jóvenes –como en la canción de Sabina, no pasaba de lo veinte, el mayor de los tres chicos-. Vestían ropa cómoda, calzado deportivo y guantes sin dedos.
El caso es que los fibrosos muchachos de dedicaban a saltar barandillas, vallas, tapias… en lo que me pareció el movimiento más fluido y natural que pueda hacerse ante cualquier obstáculo que muy bien podría rodearse pero que es más divertido saltar.
Cuando conseguí dejar de mirar, casi hipnotizado, sus evoluciones y teniendo en cuenta que los estornudos frecuentes me estaban indicando que ya había tomado bastante el fresco, entré en casa. Sabía que ése era algún tipo de deporte más o menos urbano, y sabía que lo había visto antes, pero, ¿cuál?, ¿cuándo?
¡¡Parkour!!
Por suerte, Internet pone un mundo de conocimientos en la punta de nuestros dedos, de modo que al cabo de pocos minutos de búsqueda ya sabía que había estado viendo y asombrándome de las evoluciones de unos “traceurs”, que es como se llama a los practicantes de parkour.
Y seguí invetigando, en este caso apoyándome en Wikipedia: “Parkour, también conocido como l’art du déplacement (el arte del desplazamiento), es una disciplina que consiste en desplazarse de un punto a otro lo más eficazmente posible, usando principalmente las habilidades del cuerpo humano. Esto significa superar obstáculos que se presenten en el recorrido (…)”.
Algo más que saltos
“O sea: que, básicamente es llevar el extremo eso de que el camino más rápido y directo entre dos puntos es la línea recta”, pensé “¿Y para eso hay que jugarse el tipo?”. No puede ser: como cualquier deporte, sobre todo los urbanos, y más aún si te arriesgas a romperte algo, tiene que haber una filosofía, una forma de ver y entender la vida detrás.
Y la hay: Para cada traceur el deporte significa algo diferente, sea como medio de hacer ejercicio, como lograr la satisfacción de superar un reto, superarse a sí mismo… Eso sí: Un buen practicante de este deporte nunca molesta a nadie ni daña el entorno, jamás pone en peligro su propia vida si no está seguro lograr cierto salto y nunca compite contra otras personas.
Colaboración, no competición
Hablando de esto último: estamos ante un deporte no competitivo, aunque sí se dan las RT o reuniones de traceurs, donde se enseñan los movimientos y técnicas adquiridas, más con afán de compartir que de exhibirse.
Como estoy convencido de que hablaremos en más ocasiones del parkour, no voy a ahondar más en él por ahora. Sólo decir que el objetivo de éste es realizar un movimiento fluido y libre. No hay reglas: sólo un espíritu y un lema: “Ser y durar”. Pero esas tres palabras merece un artículo para ellas solas. Y lo tendrán…