Sé que hay gente que se queda dormido en cualquier lugar y lo hacen sin ningún problema caigan donde…en este caso espero, que no caigan. Y es que parece que hay gente que nace sin ninguna clase de temor o pánico. Que viven los deportes y aficiones a un nivel que en mi caso, me da escalofríos de solo verlo.
Y en el fondo es normal. Estas escalando una gran montaña, estás cansado y te entra sueño. ¿Qué harías? ¿Bajar? Con todo el esfuerzo que has empleado en llegar hasta ese punto no te queda otra que quedarte literalmente colgado y descansar para reponerte. Claro que estamos hablando de hasta 5000 metros de altura, no sé hasta qué punto puedes relajarte.
Gente de altura
Esta es la clase de gente que duerme en estructuras de mayado que aparentemente frágiles. Pero que pueden aguantar sin ningún problema hasta dos personas durmiendo o simplemente descansando. Pero como todo el equipamiento deportivo de estos aventureros, está pensado y diseñado para no correr ningún riesgo.
Podemos distinguir entre dos tipos de reposo suspendido. Los que harían la función de tienda de campaña y que están cubiertos en su totalidad como si fuera un capullo de seda. Y los otros, que serían descubiertos, en los que distinguimos los modelos hamacas, los cuales se cuelgan en dos puntos y nos arropa perfectamente el cuerpo, impidiendo que nos caigamos. Y los que serían una especie de plataforma que se sustenta por una estructura de hierro rígida en su plataforma y de la montaña mediante un fuerte mosquetón.
Casos más conocidos
Hay gente que lleva sus aficiones siempre al límite, y ese es el caso del Californiano Dave Turner. Quien en el 2008 hizo una ruta en solitario por el Cerro Escudo, perteneciente a las Torres del Paine, en Chile.
Turner se mantuvo colgado hasta 34 días, en los cuales, claramente, tuvo que dormir colgado en las paredes de la montaña.
Otro ejemplo lo tenemos aún más cerca, en el español Jose Luis García Gallego. Experto escalador donde la afición le viene en la familia, ya que en el total de los 4 hermanos todos practican esta disciplina. Él ha dormido un total de más de 700 días encaramado a la montaña, a lo largo de su vida.
No sé a vosotros pero a mí, quitando la parte romántica de dormir en las alturas entre nubes. Me tiemblas las piernitas con solo pensar en vivir una experiencia como esta. Solo tenéis que contemplar las fotos y me entenderéis.