Paz

Escucha… ¿Qué oyes? Eso es. Nada. Silencio. Incluso las gaviotas, muchos metros por debajo de ti parecen haberse puesto de acuerdo para respetar la más absoluta de las quietudes. Silencio. Paz. Sólo se oyen tus pensamientos… Y éstos, cada vez más amortiguados.

Te he imaginado volando en ala delta, y te he atribuido mis propias sensaciones, las que ya conocía de libertad, de gozo… pero sobre todo de paz. Porque los deportes de aventura no siempre están pensados para que el practicante exude adrenalina. Y esa es la idea de este escrito: repasar algunos deportes de aventura que aportan una sensación de paz muy difícil de lograr de otra forma.

Ya he hablado del que, a mi entender, más paz aporta en el aire, y como me gustaría, en el breve espacio de poco más de cuatrocientas palabras, recorrer los tres elementos donde se practican deportes de aventura (aire, tierra y agua), vamos a aterrizar, imaginariamente y a hablar de otros deportes.

Paz en la tierra

Lo cierto es que, de los deportes de aventura que se practican en tierra firme, tengo mis dudas sobre cuál traer a escena, puesto que muchos de los que me he dado el gusto de probar, además de las endorfinas del esfuerzo, me han dado la tranquilidad que sólo he sentido tras un ascenso en solitario a pie o en bici a una cumbre inhóspita o la de dormir como un lirón en una tienda de campaña cuya tela era el único obstáculo entre las alimañas o el frío y mi cuerpo rendido.

De modo que hablaré de la experiencia ajena: concretamente de la de un piloto de Raid París Dakar cuando aún era París-Dakar. Este hombre se perdió en medio del desierto y, mientras esperaba a que lo rescataran, se le ocurrió escuchar… la nada. El más absoluto de los silencios. Porque, dicen, cuando en el Sahara ni siquiera sopla el viento y la única fuente sonora es uno mismo, es cundo se descubre el significado de la palabra “silencio”.

Paz bajo el agua

Y vamos a terminar este artículo sobre la paz que puede llegar a envolver a los deportes de aventura sumergiéndonos en una cueva inundada: es difícil hallar un lugar que aporte mayor quietud que la de aquellos que se descubren practicando espeleobuceo.

La idea es sumergirse en cuevas naturales o en minas y descubrir, en unas condiciones de riesgo muy controladas, aquello que muy pocos ojos humanos han visto, si es que han llegado a verlo alguna vez.

Ya ves que el deporte de aventura no es sólo esfuerzo y adrenalina.