Paintball

Al aire libre, de resultado incierto, explorando los límites físicos e intelectuales de los participantes… Sí: definitivamente, el paintball puede considerarse un deporte de aventura. Y uno de los divertidos y seguros, además.

El “arma” que se emplea es la misma que se utiliza en las granjas como marcador de ganado. Estos marcadores se vendían a través de los catálogos agrícolas y se usaban para marcar árboles y animales.

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El útil se acciona mediante aire comprimido, sea dióxido de carbono, sea cualquier otro gas. La idea es que el aire propulse pequeñas bolas rellenas de pintura contra los demás jugadores. Es un juego físico, pero sobre todo de estrategia. Y muy complejo.

La norma: si te dan, estás eliminado

Eso sí, las normas se resumen muy fácilmente: quien es alcanzado por pintura, queda eliminado, sea de forma transitoria, sea permanente. Eso sí, en contra de la imagen general de este deporte, es uno de los más seguros que se pueden practicar al aire libre.

Lo normal es que las partidas de paintball se jueguen entre dos equipos con un objetivo que se acuerda previamente: eliminar todo el equipo contrario, a un jugador concreto, capturar un objeto (habitualmente una bandera). La partida típica, no profesional suele oscilar entre los cinco y los treinta minutos.

Una equipación asequible

Si nos apetece jugar, pensemos que el equipo básico no es demasiado caro, aunque los precios suben en proporción a la altura de la gama. En cuanto al número de bolas que se disparan, varía según la modalidad o los objetivos de la partida: tanto podemos disparar cientos de bolas como apenas una o dos, o incluso ninguna.

Son, literalmente, millones los practicantes de paintball en todo el mundo. De hecho, sólo en Estados Unidos, al cabo de un año, juegan unos diez millones de personas, según la asociación de fabricantes de materiales de deporte.

Beneficios en todos los sentidos

Como los lugares en los que se puede practicar este deporte son muy variados –no sólo al aire libre, ni sólo en espacios cerrados o cubiertos- y las reglas varían según se juegue en uno u otro lugar, así como según el acuerdo de los participantes, no entraremos en detalles sobre unos y otras.

Lo que sí dejaremos muy claro es que se trata de un juego en el que se libera una enorme cantidad de adrenalina, a la vez que se refuerzan vínculos entre personas en un entorno de riego muy controlado (por no decir que es totalmente seguro). Es por estas y otras ventajas que se convierte en un ejercicio fantástico para que se dé una imagen ya tópica: los ejecutivos de una empresa “echando un paintball” a cargo de sus jefes