El esquí contempla varias y atrevidas variedades, entre ellas el esquí que todos conocemos, el recorrido de circuito con objetivos, el salto de distancia y el poco conocido, descenso de montañas y pistas vírgenes.
Para todos ellos se recomienda tener una buena nutrición e hidratación, puesto que una vez llegamos al descenso necesitaremos el 100% de nuestras fuerzas y de nuestro cuerpo. De todo esto, precisaremos para la práctica de la modalidad de la que voy a intentar hablaros: el esquí extremo.
Todo comienza preparando el equipo, compuesto por unos esquís de medidas más reducidas para poder maniobrar con más facilidad. También se practica con una tabla de snowboard, unos palos más rígidos para dar impulso en momentos puntuales, unas botas capaces de absorber giros bruscos y golpes muy fuertes y todo ello sin perjudicar el pie, tobillo o pierna del esquiador.
¡Valor y a la colina!
Añade unas gafas de alta protección solar y un buen mono aislante que permita tener disposición de maniobra con total soltura y libertad al mismo tiempo. ¡Bien! Ahora ya lo tenemos todo preparado. En este momento estamos listos para emprenden la aventura. Los más atrevidos esperan para montar en el helicóptero que les trasladará a lo más alto de la montaña donde allí se encuentran con laderas vírgenes por las que discurrir.
Todos listos, preparados y en lo más alto comienza el descenso. Una vez comienzas a bajar, empiezas a sentir el gélido viento frío producido por la velocidad que llegas a alcanzar.
Comienzan los incesantes saltos debidos a la tremenda irregularidad del terreno, quiebros ante las afiladas piedras recubiertas de la blanca nieve, las distintas capas de nieve con varios tipos de dureza, las repentinas placas de hielo. Todo ello, combinado con las posibles caídas,golpes y otras posibles dificultades repentinas de cualquier deporte extremo.
Protección médica
Un factor indispensable: si surgiera cualquier tipo de incidente siempre estará preparado un equipo médico con motos de nieve preparadas con camilla y un helicóptero médico preparado para cualquier tipo de emergencia.
Además, según en la estación del año en que te encuentres, disponen de un equipo médico entrenado para el descenso en esquí. Todo lo necesario para cualquier tipo de percance, hasta si fuera necesario disponer al socorrido en una camilla para poder izarlo al helicóptero para su posterior trasladarlo si así fuera necesario, a un hospital.
La recompensa
Una vez llegan al final del descenso les espera un chocolate bien calentito para recuperar energías. Un equipo médico, les examina para comprobar que se encuentran en perfectas condiciones. Les espera la recompensa moral, el trofeo según el resultado del descenso y un caluroso abrazo de sus amigos y familiares.
Con todo esto, espero haberos abierto una puerta más hacia este deporte en el que pocos pueden disfrutar de esta modalidad por su coste, experiencia y respecto que merece.