Un día me disponía ir de viaje con unos amigos hacia la provincia de Murcia. Uno de nosotros, aburrido de tanto coche, nos propuso una idea que realmente nos pareció muy divertida e interesante.
En cuestión de 5 minutos se conectó a Internet través del móvil en una página llamada Groupon. Comentando durante el viaje, decidimos entre todos realizar alguna que otra actividad extra de las que anteriormente habíamos planeado para dicho viaje.
Una vez allí, decidimos sumergirnos en la actividad llamada «bautismo de mar» la cual incluía un curso de iniciación al buceo, bautismo de mar de 1:15h de duración, comida buffet libre y sesión de spa de unas 2 horas. ¿irresistible verdad?
Impaciencia, lógica impaciencia
Sin pestañear, decidimos realizarla. Lo primero que se nos vino a la cabeza: dónde, cuándo y cuánto ¡¡Ya, por favor!!!
Una vez instalados en el hotel nos dirigimos con la reserva impresa, y tal y como nos informaron preguntamos por el señor Jordi que por lo visto era la persona que nos iba a instruir en el curso.
Lo primero que hicimos fue cambiarnos de ropa e introduciéndonos en los trajes de neopreno que por muy propicios que fueran para la práctica del buceo eran un tanto incómodos y apretados. El curso no fue muy largo, aunque sí amplio en información y preparación para nuestra primera inmersión. Después nos llevó a linea de playa dándonos a cada uno de nosotros nuestro equipo.
El equipo básico
El equipo consistía en: cinturón de lastre, chaleco de regulación de flotabilidad,aletas, gafas,máscara de oxígeno y una bombona. Montado todo el equipo, nos dispusimos a entrar en las frías aguas del Mediterráneo -por estar en el mes de marzo-. Nos dio nuevamente un recuento de consejos y resolvió algunas dudas y temores, además de las precauciones que se debían de tomar.
Con máscaras puestas y equipo preparado nos fuimos adentrando en la playa. Comenzamos a flotar teniendo así que regular dicho chaleco de flotabilidad con un simple toque de una válvula que regulaba así la profundidad deseada del submarinista. Cada vez se hacía todo más bonito observando las distintas especies de peces y moluscos que nos iban apareciendo.
Una maravilla inolvidable
Una vez todos ya estábamos a unos 15 metros de profundidad, el instructor que llevaba consigo una máquina fotográfica procedió a inmortalizar el momento. Fue realmente alucinante. Estar a 15 metros de profundidad y sentir como si tuvieras un techo encima de ti de agua.
Pocos minutos después uno de los instructores se dirigió hacía mi y me cogió de la mano. Me llevó a un lugar precioso. Es indescriptible. No puedo describir esa imagen. Estábamos a 26 metros de profundidad y pude comprobar que las corrientes marinas que hay abajo eran muy superiores a las de arriba.
Arriba, ¡qué pena!
Poco después empezamos con la descompresión, proceso que consiste en estabilizarte a 15 metros y regular el nivel de oxigeno en sangre. Una vez salí y conté a mis amigos mi particular experiencia. Todos teníamos claro que volveríamos a realizar una segunda.
Una vez finalizada dicha inmersión, nos dieron nuestro titulín de primera inmersión submarina. Espero que os haya gustado esta experiencia y animo a todo el mundo a realizar dicha actividad.