Cada año vemos como en hoteles, numerosos jóvenes (y no tanto), deciden que es una idea el ponerse en la parte exterior de su balcón e intentar, mediante un salto, llegar hasta otro balcón o, en la mayoría de los casos, lanzarse al vació para terminar cayendo en la piscina del hotel.
Ya todo un clásico de cada verano que se empezó a desarrollar con fuerza en el periodo vacacional del 2010 en España, con la llegada de extranjeros, en su mayoría ingleses y que ya se han copiado en el resto del mundo.
Sé que no es un deporte, ni tan siquiera una actividad como tal. Pero el riesgo es tal que son mucho los que consideran, erróneamente, que esto del “balconing”, o también conocido como “balconismo”, entra en lo que muchos consideran deportes de riesgo o actividades de aventura.
¿Por qué no se lo puede considerar una actividad de riesgo?
La mayor diferencia de entre el balconismo y las actividades que consideramos deportes de riesgo, es que la primera siempre suele ir acompañada con el uso de drogas o alcohol, lo que hace que las personas vean afectada su coordinación y raciocinio. Por lo cual no está en posesión de sus facultades. Siempre que hacemos alguna actividad de riesgo debemos controlar en todo momento lo que hacemos.
La segunda diferencia es que cuando hacemos algún tipo de deporte debemos preparar al cuerpo. Esto se hace mediante un entrenamiento continuo, el cual nos sirve para poder soportar la carga y condiciones físicas óptimas. A la vez de una serie de estiramientos previos antes de lanzarnos a desarrollarlo.
También es importante siempre ultimar los detalles, no por ser los últimos, los menos importantes. Estos son los que comprenden revisar las medidas de seguridad y la inspección del entorno. Y conocer la zona nos servirá a su vez para saber qué necesitamos para asegurar nuestra integridad física.
Sin embargo, en el caso de este “balconing” nada de los anteriores pasos y condiciones existen. Se desarrolla de manera espontánea. Por lo cual eso de entrenar, ver las posibles consecuencias e inspeccionar el entorno o, simplemente, tomarse un momento para cuestionarse ¿es una buena idea?, no tiene su lugar.
El verano deja más de dos docenas de muertos
Lo que deberían ser unas vacaciones para nunca olvidar, pueden serlo de la peor de las formas. Ya que se calcula que en España solo en este verano han fallecido alrededor de 24 jóvenes por esta actividad, que recordamos que está totalmente prohibida.
Tanto es así, que el propio gobierno británico ha lanzado una campaña de concienciación, el que cuenta la historia de un joven inglés que el año pasado perdió la vida precipitándose de su habitación en un hotel de Mallorca.