A pesar de que a día de hoy aún tengo los pulmones afectados por un hábito tabáquico que no hace mucho que he abandonado. A pesar del sobrepeso que me acecha, entre otros motivos por haber dejado de fumar. Y, aunque hace como veinte años (no exagero demasiado) que no me doy una buena caminata por la montaña, aún tengo grabados a fuego los consejos – normas del grupo de montañismo al que pertenecía, allá en la bellísima tierra del norte de León. Estos son algunos de ellos:
Para empezar, el senderismo o el montañismo son deportes que han de practicarse en compañía. Está muy bien que nadie interfiera entre la sensación del viento en la cara, el trino o de los pájaros o el olor del romero y tú, pero puedes vivir todo esto y más de una forma segura, con alguien a tu lado por si pasa algo… Es bueno ir, pero tampoco está mal contarlo.
Por cierto, piensa que la excursión empieza antes de que salgas, comprobando que llevas el material necesario y que éste se encuentra en buenas condiciones. Y, ojo, hemos dicho el material ne-ce-sa-rio. Si llevas de menos puedes pasar apuros, pero si llevas de más te va a estorbar y ten claro que te amargará la excursión. Si deseas más información puedes visitar esta página que habla sobre todo para el senderismo.
Por tu bien: mídete
Una vez en ruta, usa el sentido común para todo. Por ejemplo, piensa que está muy bien ir y descubrir, pero luego hay que volver: dosifícate y no digas tonterías del tipo “seguro que llego a ese cerro antes de una hora”: piensa en cuánta energía vas a invertir en llegar al alto y si luego vas a poder regresar en condiciones. No compitas: no vale la pena.
Hablando de sentido común y de preparación de la excursión: prohíbete terminantemente improvisar: no es que debas saber dónde está cada arroyuelo, pero sí sería bueno saber qué ruta vas a seguir, en qué condiciones están sus caminos y qué tiempo va a hacer. De hecho, este último factor es tan importante que no debería importarte abandonar tus planes si va a ser adverso.
Dosificando
Como nos quedan todavía una buena cantidad de elementos que debemos tener en cuenta, vamos a dejarlo aquí, por aquello de poner el punto y aparte en algún lugar y tomar resuello de cara al próximo artículo.
Eso sí, vete pensando en meter a la mochila agua, azúcar y una cazadora. Pronto sabrás por qué.