Puente mono o puente tibetano

Los puentes más básicos están compuestos por dos cuerdas que hacen la función del puente. Una de ellas es sobre la que caminaremos, mientras que la otra, a la altura de los brazos, sirve para que nos sujetemos. En algunas versiones un poco más cómodas se colocan al menos tres cuerdas, quedando una a cada lado del cuerpo para poder apoyarse en ambas y caminar mirando al frente.

Es necesaria fuerza y equilibrio. El equilibrio es evidente, ya que caminar sobre una cuerda que se suele balancear bastante no es sencillo. Para poder sujetarse en la cuerda y soportar los zarandeos debidos al movimiento o al posible viento es precisa una buena forma física y fuerza en los brazos.

Una actividad divertida que se adapta a todos los niveles

Cómo hemos dicho, dos o tres cuerdas son la manera más básica de hacer las cosas. En los lugares dónde se ofrecen actividades multiaventura podemos encontrar puentes tibetanos adaptados para todo el mundo, incluidos los niños. Se construyen puentes mucho más resistentes y seguros, en los que la cuerda sobre la que se camina es bastante gruesa y se encuentra anclada en varios puntos, con lo cual no se balancea  apenas.

Las cuerdas de soporte se unen en muchos casos a la cuerda inferior creando una pasarela bastante segura para que los más pequeños se diviertan pero no corran ningún peligro. Por supuesto, si la altura lo requiere, se utilizarán arneses y todas las medidas de seguridad necesarias para realizar la actividad in el más mínimo peligro.

Es una divertida actividad para realizar en grupo, ya que personas con una forma física totalmente normal pueden participar sin problemas. Nos podemos limitar a esta actividad o combinarla con otras de las que se suelen ofrecer en las empresas multiaventura.

Actividad que puede realizarse en el bosque

Para iniciarse en el puente mono o para realizar la actividad con los más pequeños, lo más habitual es hacerlo en un bosque, entre dos árboles, de modo que todo quede a apenas unos centímetros del suelo y no sean necesarias medidas de seguridad. Para ellos pasar la cuerda supone un reto igualmente, pero no se asustarán por tener que pasar sobre ríos o sortear otras alturas.

Para nosotros, mientras aprendemos, es también una forma cómoda y muy segura de iniciarnos en este divertido deporte sin tener que recurrir a complicadas construcciones o a buscar lugares ya adaptados. También es una forma barata de entrenarse antes de afrontar retos más estimulantes.