La caza del tordo

Comienza la mañana. Son las 5:00 de la madrugada del día más frío de este invierno. Nos hemos preparado con los artículos que vamos a  usar en nuestra jornada de caza: Cartuchos, la canana que es un cinturón dispuesto para llevar cartuchos o balas para recargar un arma de fuego, nuestros reclamos naturales, nuestras armas y nuestros fieles e indispensables amigos y compañeros de caza: los perros.

Todo está listo en su remolque. Siempre con las guías de armas y nuestras licencias y permisos de caza encima. Ponemos rumbo a nuestra zona de caza para el día de hoy. Empieza el día con un desayuno típico de cazador de antaño: rico y alto en calorías para afrontar el frío sin dificultad: una buena taza de chocolate y un buen bocadillo de chorizo.

 ¡Tensión!

Una vez acabamos, nos preparamos las escopetas, sacamos a los perros y preparamos nuestros reclamos. Empezamos a andar, cargamos las armas y cuando a la lejanía empezamos a oír un leve ruido…¡nuestros perros hacen saltar nuestras alarmas!

Observamos su posición fija mirando hacia un punto en concreto. Alzamos la vista y miramos hacía la misma dirección. ¡Bingo!, encontramos en el cielo nuestras primeras capturas.

El arma adecuada

Encaramos el arma y apuntamos. Nos fijamos en ese momento en que según a la altura que se encuentre nuestra presa sólo algunas variedades de escopeta podrán apostar por acertar el disparo. Éstas deben de tener si son de dos cañones, unos polichoques de 3 estrellas en el primer disparo y 1 en el segundo disparo, ya que éste último es para poder alargar más la tirada.

Además, si se utiliza una escopeta de un sólo cañón o de tratarse de una repetidora, (según la habilidad del cazador) será de 2 o de una estrella. Efectuamos nuestro primer disparo haciendo como se dice en el argot del buen cazador  blancas, pero con el segundo disparo abatimos nuestras 2 primeras piezas. Una vez caían, incitamos a nuestro fiel compañero, nuestro perro de caza a que se apresure a recoger nuestra pieza.

Una vez ha tocado suelo, nos la trae y la colocamos en una bolsa especial para el transporte llamada zurrón. Al cabo de varias horas hacíamos el resumen de la jornada. Decidimos dar por finalizada la mañana. Llegamos al coche y recompensamos a nuestras mascotas con alimento y una buena dosis de agua.

Una charla animada

Nosotros, tras guardar debidamente las armas y cambiarnos de indumentaria, terminamos con un buen almuerzo, comentando nuestras capturas y hazañas. Al finalizar, como es costumbre al menos por esta zona (Pinedo), cada uno realiza su resumen de lo cazado. Se rejunta todo por mucha o poca suerte que se haya tenido al cabo de su jornada y se reparte cada una de las piezas a cada uno de nosotros por igual.

Espero os haya gustado este post y os hayáis entretenido durante un rato con esta experiencia.